Todos los que viven en la parte del norte de Stock on Trent, Inglaterra saben la leyenda de Molly Leigh. Su extraña tumba y la piedra sepulcral se pueden ver todavía. Y dicen que su fantasma aún ronda la ciudad. Margarita Leigh nació en Burslem, cerca de 1685. Triste Margarita, o Molly, a veces Molly Lee, como la conocían, era fea. Muy fea. Y en esos días, comenzó a ser evitada y conocida como la bruja de Burslem. Los rumores aparecieron primero acerca del arbusto fuera de su cabaña que nunca produjo una flor, o que en su presencia la cerveza se volviera amarga.
Parson Spencer, el párroco Rector of Saint John’s Church la acusó de bruja, por estar aquejado de un repentino reumatismo y ataques al estómago cuando un pájaro negro del que ella era dueña sobrevoló sobre él, y otras personas testimoniaron en su contra también.
Al parecer, el párroco y otras personas hicieron una visita a la cabaña de Molly una noche y lo que vieron les produjo escalofrios. Molly sentada allí en el medio del fuego, con su pájaro en el regazo.