Bruno Amadio, fue un pintor que habitó en España, pero que en realidad había nacido y vivido en Italia por muchos años. Residiendo en Sevilla pintó una serie de 27 cuadros llamados Niños Llorones. La leyenda dice que los niños pintados eran de un orfanato y que murieron en un incendio, de ahí en más se pensó que los cuadros estaban malditos.
Según la leyenda, este pintor, frustrado por su nula fama como artista, habría hecho un pacto con el Diablo. Después de eso, realizó una serie de trabajos en los que destacaba la presencia de niños llorando. Uno de esos cuadros fue realizado a un niño que vivía en un orfanato. Más tarde, el orfanato se incendió con el niño adentro, y desde entonces se ha dicho que ese cuadro en especial adquirió el espíritu del niño. Este fue el cuadro del que mas copias se reprodujeron en España y se distribuyeron en el mundo.
Durante una época se dieron muchos casos de casas incendiadas donde se encontraba una reproducción de dicho cuadro, quemándose todo, lo curioso de todo esto es que el cuadro permanecía colgado en la pared sin un solo rasguño. Los que investigaron el caso no hallaron una explicación a este fenómeno, solo lo llamaron La maldición del niño llorón.