Un grupo de exploradores, encabezados por el geólogo suizo François de Loys, realizaba el trazado del plano geológico de la remota región del Cuboen en Venezuela, un área cercana a la frontera colombiana. Mientras descansaban de las tareas del día a las orillas del Río Tarra, en el estado Zulia, fueron atacados por un grupo de criaturas extrañas y salvajes. En principio creyeron que se trataba de osos por el tamaño y la velocidad que corrian a las víctimas. Sin embargo, pronto observaron que se trataba de criaturas del tamaño de un hombre, de mediana estatura y cubiertos completamente de pelo. Los emboscados por estos monstruos sintieron escalofrios y miedo mientras que Loys dió la órden de abrir fuego y las extrañas criaturas comenzaron escapar, a excepción de uno que cayó abatido al piso.