En 1976 se publica por primera vez el relato de un príncipe mestizo, hijo de una misionera alemana y un rey de una tribu amazónica que se hacía llamar Tatunca Nara y que había aparecido en Manaos contando una historia. Según él, hace 15.000 años un hijo de los dioses fue dejado en la Amazonía para proteger un imperio que levantó pirámides y grandes redes de túneles, que usaban barcos sin velas ni remos que volaban y piedras con las que veían cosas que sucedían en el extremo opuesto de la Tierra. Las ruinas de ese pueblo perdido, decía, se hallaban cubiertas por la vegetación entre Brasil, Perú, Venezuela y Bolivia. Pero él y su pueblo sabían donde hallarlas.
El primero en caer rendido ante la leyenda de los Ugha Mongulala fue un periodista de televisión alemán que viajó a Brasil para encontrar al mestizo y le convenció para emprender una expedición en busca de Akakor. Se llamaba Karl Brugger y su aventura tuvo lugar en 1972. Misteriosamente Karl Brugger apareció asesinado en Brasil…