La historia de Guadalajara cuenta acerca de un hombre al que se le atribuyeron muertes de mujeres con sus cuerpos secos de sangre. Las muertes -según sus creencias- eran producidas por la presencia de un vampiro.
La multitud, supersticiosa, sabedora de un extraño que había llegado a la ciudad, con costumbres excéntricas y que no salía sino de noche, sorprende y ataca al hombre, al cual le atraviesan el pecho con la rama afilada de un árbol. Fue enterrado con la rama clavada la cual echó raíces y en esa tumba creció un árbol que mantiene atrapado al vampiro a su tumba.