Los ultimos pasos de Jack el destripador

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Parece que la última pista conocida de Jack el Destripador sucedió en Buenos Aires. Un sacerdote irlandés, el Padre Alfred Mac Conastair, le contó a Juan José Delaney, en 1989, que guardaba el secreto de otro sacerdote de la congregación que, en los años 20, había sido capellán en el Hospital Británico.
Cumpliendo su sacerdocio, este capellán acudió junto al lecho de un enfermo terminal que, pese a ser de otra religión, pidió confesarse. El moribundo le habría revelado que él fue Jack el Destripador y era el autor de los asesinatos de las prostitutas que habían enfermado fatalmente a su hijo. Pocos días después, el Dr. Stanley falleció y fue enterrado en el Cementerio de la Chacarita.
Esta historia trae reminiscencias de otra similar, contada por el periodista del Buenos Aires Herald, Leonard Matters, incluida en su libro El misterio de Jack el Destripador, editado en 1929. Matters cuenta que un ex discípulo de un tal Dr. Stanley, fue convocado de urgencia al hospital, a la cama 58, donde se encontraba éste gravemente enfermo. El médico llegó a tiempo para que el Dr. Stanley confesara que él era Jack el Destripador. Matters alude a otra fuente, Mr. North quien aseguró que cierto médico, cuya esposa e hijo habían muerto, era el asesino de Whitechapel.

Para Matters, Stanley era un prestigioso cirujano en Londres. Su hijo, un tal Herbert o Bertie, contrajo sífilis tras mantener relaciones con Mary Kelly, enfermedad de la que murió. El Dr. Stanley asesinó a Mary Kelly y sus amigas, para luego recluirse en Buenos Aires, alrededor de 1908.

Otra fuente revela una carta en que A. L. Lee le contó a Colin Wilson que su padre trabajaba en la morgue londinense y que su jefe, el Dr. Cedric Saunders tenía un amigo muy peculiar, un tal Dr. Stanley que lo visitaba todas las semanas. Un día, Stanley le confesó a Saunders que “Las prostitutas se han apoderado de mi hijo. ¡Me desquitaré!”.
Tiempo después, se sucedió la ola de crímenes en Whitechapel. Tras la muerte de Mary Kelly, Stanley dejó de visitar a Saunders y éste siempre creyó que su amigo no era otro que Jack el Destripador.

Queda por esperar que las autoridades del Hospital Británico abran sus archivos para saber si un tal Stanley estuvo internado en los primeros años del siglo pasado y si hubo un jefe de cirugía con el nombre José Ritche, que supuestamente firmó la carta llamando al médico que visitó a Stanley.

Los archivos de Scotland Yard fueron consultados, y aunque la hipótesis de Matters no es muy tenida en cuenta, existe la posibilidad, que los restos mortales de quien fuera en vida Jack, el Destripador, yazcan bajo una lápida olvidada en el cementerio de la Chacarita, en Buenos Aires, Argentina.


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