Talagante es un pueblo de más de 60 mil habitantes ubicada a 36 kilómetros de Santiago que desde tiempos inmemoriales ha sido asociada a historias de magia, brujería y fenómenos paranormales. Así dice el propio nombre del pueblo cuya traducción significa lazo de la bruja.
Los habitantes más ancianos del pueblo narran una leyenda de terror sobre una atractiva joven, hija del mayor hacendado de Talagante que se enamoró perdidamente de un misterioso señor que la venía a ver todas las noches desde Peñaflor, y el cual resultó ser el mismísimo demonio.
Los talagantinos más ancianos todavía aseguran que muchos reportes de los avistamientos de brujas fueron totalmente reales. Testigos aseguran que las brujas cuando volaban se convertían en una especie de cabeza con alas, siguiendo una oscura ruta que comprendía las localidades de Pomaire y Talagante.
En la comuna de Talagante existe aún el llamado cerro de las brujas. Allí hay unas cuevas donde todavía no se atreve a entrar nadie y donde las brujas hacían sus aquelarres. Los habitantes sostienen que las brujas solían juntarse algunos días concretos de la semana.
Investigadores de fenómenos paranormales aseguran que las brujas son seres maléficos que se hallan repartidos en muchos lugares de Chile, especialmente en localidades como Talagante, El Monte, Salamanca y Quicavi. En Chile algunas aseguran que todavía se cree que las brujas pueden volar, ya sea transformándose en animales con alas o cabalgando en una escoba.
Tambien dicen que así como existían brujas en Talagante, también existían personas llamadas las meicas o curanderas– que, a manera de verdaderos exorcistas del campo, se dedicaban a contrarrestar estas maldiciones usando magia sobrenatural, como el santiguado.