Gottfried Knoche, una especie de Frankestein moderno fue un médico cirujano alemán, célebre por inventar un líquido embalsamador con el que momificó docenas de cuerpos, incluyendo el propio, en los laboratorios ubicados en la Hacienda Buena Vista, ubicada en el sector Palmar del Picacho de Galipán, en Caracas, Venezuela.
Para la llegada de su propia muerte, Knoche había previsto que fuese la enfermera Amalie Weismann la encargada de suministrarle el suero momificador. Knoche también preparó la dosis de Amalie: aunque la última sobreviviente de Bella Vista parece haber consultado con el cónsul alemán de la época, Julius Lesse, acerca de redactar un documento en el que constara que su última voluntad era que su cuerpo fuese cremado y las cenizas arrojadas al mar, no deseaba quedar allí ni siquiera muerta. Al morir, el doctor Lesse y Carlos Enrique Reverón subieron a Bella Vista y le inyectaron la dosis preparada para ella 20 años antes por Knoche. Acto seguido cerraron con llave la puerta del mausoleo, sellando así el destino final de la última sobreviviente.
Con el paso del tiempo, el lugar ha sido tragado por la vegetación y por el apetito de vándalos saqueadores, como también estudiantes de medicina que —intentando dar con el secreto del líquido momificador y atraídos por el mito de este sombrío mundo— han visitado la finca desde la muerte de Amalie Weismann en 1926. Hoy, la propiedad se encuentra en ruinas. Un lugar que causa verdaderos escalofríos.