La siguiente terrible historia es un hecho real acontencido en Punta Arenas, Chile, y los hechos sucedidos no han podido aclararse jamás.
Un vecino, Juan, deseaba tener un criadero de conejos en su parcela que se encontraba a siete kilómetros al sur de la ciudad. Adquirió todos los elementos necesarios y confeccionó las jaulas. Listas éstas, encierra a los conejos y los visita todos los fines de semana. Todo marchaba bien hasta que en una ocasión se encuentra con los conejos muertos. Al verlos trata de por lo menos de recuperar el cuero de los animales y piensa en usar la carne, pero se da cuenta de que los animales carecen de sangre. Ello no es obstáculo para comenzar de nuevo y así lo hace.
A la semana siguiente vuelve y nuevamente se encuentra con un cuadro horroroso. Regresa a la ciudad, conversa con sus familiares y decide volver a rehacer el criadero, pero en esta oportunidad piensa que sería interesante permanecer en la parcela, para de esta manera, estar atento a cualquier anomalía o bien aclarar de una vez por todas, qué es lo que realmente sucede. Con el objeto de no permanecer solo, solicita a su novia que lo acompañe desde el viernes en la tarde hasta el atardecer del domingo. Piensa que son días suficientes, como para averiguar lo que sucede, ya que él siempre va los viernes por la tarde o los sábados en la mañana. Se acuerda entonces realizar lo planificado y su novia decide acompañarlo…
El día viernes, pasada las 16 horas, se encaminan hacia la parcela, contentos de estar juntos, pensando que por fin van a dilucidar el misterio que encierra la muerte de los conejos.
El domingo por la noche, los padres de los novios toman contacto telefónico, ya que sus hijos aún no aparecen, sin embargo, después de analizar la situación, piensan que con toda seguridad volverán el lunes por la mañana.
Pasan rápidamente las horas matinales del día lunes, a mediodía vuelven a conectarse las familias y deciden acercarse por la tarde a la parcela, para saber el motivo de la tardanza del regreso de la pareja.
Mientras viajan por el camino sur, hacia la parcela, muchas ideas se agolpan en la mente de los familiares sobre la posible causa que los ha retenido en la casa de campo. Los siete kilómetros que unen a la ciudad de Punta Arenas con la parcela se hacen interminables, parece que la camioneta no avanzara, de pronto ya se observa la entrada, están llegando.
Estacionan el vehículo frente a la casa, todo está en silencio, pareciera que no hubiera habitantes, pero el vehículo donde se trasladaron los novios está aparcado en el lugar. Es raro que no se hayan asomado siquiera a la ventana, para ver a las personas que los vienen a visitar. Los recién llegados se miran como buscando respuesta a esta actitud que no es normal. Se acercan a la puerta, golpean sin recibir respuesta, se imaginan lo peor. Se introducen a la cabaña que consta de dos piezas, cocina y dormitorio, En la primera no hay nadie, se acercan a la segunda y sus ojos no pueden creer lo que observan, sienten terror, debe ser una alucinación, no pueden creer lo que están observando. Los parientes quedan como paralizados, ninguno de los dos atina a emitir palabra alguna. Miles de pensamientos se agolpan en sus cerebros.
Los que sus ojos observan será una visión que jamás olvidarán. Delante sus ojos hay un cuadro dantesco. Los novios, ambos desnudos, habían vomitado y defecado; ella sobre la cama, él a su lado en el suelo, pero con una mirada de terror. Si antes los familiares se imaginaban miles de motivos por la tardanza producida por el regreso de los jóvenes, ahora era imposible suponer lo que había acontecido, sin embargo existía una realidad, ellos estaban muertos.
Había que actuar rápido, los servicios policiales seguramente encontrarán a los autores y los motivos de su acción.
Ante los hechos suscitados, nadie se acordó que el motivo de la estadía de los novios en la parcela, era la de averiguar las muertes de los conejos. Este motivo pasó a un segundo plano, había que averiguar y rápidamente sobre los supuestos asesinos.
La policía realiza todas las acciones normales de estos casos, siendo su conclusión primera de que ellos habían muertos por asfixia, por emanaciones de la estufa a gas y para avalar su posición deciden dejar en la casa a unos cuatro o cinco gatos con las llaves del gas abierto.
Al día siguiente, vuelven los policías, convencidos de que los gatos se hallarían muertos, otro error, no bien abren la puerta, los gatos salen como si nada hubiera pasado.
La policía continúa con sus indagaciones, para llegar al final del misterio que rodea a estas muertes. Se envían los cuerpos de los novios a la morgue, para que se realice la autopsia de rigor. Los resultados no se hacen públicos ya que han encontrado otro gran misterio. Ambos cuerpos no tienen una gota de sangre. El enigma se profundiza. Desgraciadamente nadie recuerda lo acontecido con los conejos y ni siquiera unen ambos casos, para poder encontrar una solución a este puzzle policial.
Un día me encuentre con María, de profesión enfermera y nos ponemos a conversar sobre este caso. María, que sentia horror por el caso me confirma que los asesinados estaban sin sangre, ella había participado en este crimen que tenía convulsionada a la ciudad más austral del mundo, Punta Arenas. Ella, también se mostraba inquieta, ya que nunca antes había tenido tan cerca un caso donde la sangre estuviera ausente. Nada de sangre en los cuerpos, nada de sangre en el lugar de los hechos, ello vino a complicar más aún la investigación de la policía.
Comenzamos a vigilar la casa cada vez que podíamos. Veíamos, como la policía se desplazaba por el lugar buscando alguna seña, buscando cualquier detalle que de pauta para llegar a una solución. Nada, nada en absoluto, hasta tal punto que un día nos enteramos que la policía dejó las investigaciones de lado, por no encontrar algún dato que los oriente.
Le programamos dos charlas a Fabio Zerpa, y antes de la segunda función en el cine Cervantes, le dijimos que llevaríamos a Bettina, una gran parapsicologa hasta nuestra casa, para conversar. Nuestro interés era llevarla hasta el lugar donde habían sucedido los acontecimientos y seguramente ella podría entregarnos alguna pista. Así lo hicimos y mientras mi señora Lily se acomodaba en la parte trasera del auto junto a Bettina, me dirigí hacia el lado sur de la ciudad. Habíamos avanzado entre tres y cuatro kilómetros cuando de pronto escucho un grito de Bettina que me pedía por favor nos devolviéramos, ya que se sentía muy mal, por la gran cantidad de ondas negativas que le llegaban.
Es terrible, me da dolor de cabeza, por favor devuélvete Eugenio, no soporto más esta situación, existen demasiadas ondas negativas, siento entes negativos devuélvete, así lo hice, y tuve que manifestarle el porqué de haber intentado llevarla hasta el kilómetro 7 Sur. Este caso que causa escalofrios y conmueve a todos nunca se pudo resolver ni encontrar a los culpables.
Las víctimas fueron asesinadas por un ser de nuestro planeta o algo que proviene del espacio?